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martes, 29 de junio de 2010

Un ejercicio de libertad



UN EJERCICIO DE LIBERTAD – BOSQUEJOS

1. El ejercicio es muy simple, olvidarnos de los esquemas, encasillamientos y claustros, las definiciones son parte de un edificio de cajoncitos, cada concepto es una celda, por un momento dejemos de lado todo ello. Que no nos importen las obligaciones, lo enseñado, ni siquiera jugar, seamos niños despreocupados que dibujan en el piso.
2. Estando aún el bebe dentro de la panza de la madre, le han formulado infinidad de veces la misma pregunta: ¿Qué es? Nadie está preguntando si es un ser humano, están indagando por el sexo. Al ser le encadenaron un sexo aún antes de verle el rostro, sus manos, sus ojos, ya le han visto su sexo. Repitamos: EL SER ES SAGRADO.
3. El sistema de dominación es binario, dominante y dominado, ganadores y perdedores, patrones y empleados, gobernantes y gobernados. El sistema es el binario, no los seres. El SER -los seres- responde a la UNIDAD, el SER ES UNO. En este punto debemos alertar, estamos observando lo que somos no como individualidad sino como un océano, gotas que son el océano y océano que es gota.
4. Regresemos al inicio. Hay un SER, no importa su nombre, no importa su sexo, ni condición social, política, cultural, es un SER y, además, SAGRADO.
En el juego normativo -social, cultural, religioso-, es necesario dos seres y normas. ¿Quién creo las normas? Estas normas no vienen inscriptas en el SER, el SER UNO no indica que El es más fuerte que El o que El es mejor que El, todas las normas son posteriores e implícitas a la dualidad, responden al interés de alguien y para algo, y ese Algo o Alguien que lo impuso por alguna razón no se sabe parte del UNO, aunque por necesidad lo es.
5. Este velo de ignorancia es una necesidad para la creencia de la dualidad partiendo del UNO, ignorancia que es tal vez el único requisito que el UNO necesita atribuir a una parte de sí para establecer la dualidad. Es decir, en un momento determinado fueron puestas entre las partes, pero no son inherentes al SER. Los juegos de dominación, como dijimos, son binarios: dominante y dominado. Cualquier modo de relación entre SERES puede ser ocupado por estas reglas (relación familiar, afectiva, profesional, religiosa, sexualidad). Lo que nos enseñan en la familia, en la escuela, en las iglesias, es el juego binario, la competencia para ser el dominante, la mansedumbre para ser el dominado. Pero no seamos tan simples, los roles no son del todo libre, en el juego principal a todos se nos colocó como dominados. Para mantener dicho juego sin objeciones, se recrean esas reglas en todos los juegos secundarios y posteriores. Por ejemplo, un empleado está dominado por su patrón, pero al llegar a su casa es dominante frente a su esposa y niños. El niño más grande es dominado por su padre y madre, pero domina al más pequeño. El patrón de este hombre es dominado por su señora. Dicha mujer es dominada por la opinión de su terapeuta. Este terapeuta es dominado por el Banco y sus hijos. El juego se multiplica, se expende. Las reglas siempre iguales.

I. En los últimos días escuchamos conversaciones sobre sexualidad, lo que motivó toda esta reflexión. Percibimos una polaridad muy grande, se habla de su importancia, de que el placer que produce es lo que nos motiva a desarrollar cualquier actividad humana, por otra parte, se la prohíbe y regula. Unos afirman que el sexo es nada más que una actividad reproductiva, y por otro lado, es presentada como el motor de todo. Pero no hay contradicción entre el estimulo y represión: se la considera como una energía tan importante que si se la controla se puede hacer funcionar toda la colmena. Si estuviésemos libres del juego principal le sexualidad existiría, pero de un modo completamente distinto, seamos conscientes de que todo el día se nos brindan imágenes, publicidad y nosotros mismos nos volvemos objetos de esa publicidad, que estimulan la producción de esa energía. A su vez, la actividad de nuestras vidas y la represión que también internalizamos, hacen que concretamente la actividad sexual, el acto de amor compartido en el mejor de los casos, sea mínimo en comparación a la energía que producimos inconscientemente. Nada es inocente, debemos preguntarnos dónde queda toda esa energía.
II. La estrategia es impecable, quien establece el juego principal nos da su juego, como en un casino es la banca, siempre gana nuestra energía. El mismo juego binario, hombres que luchan por dominar a las mujeres, mujeres que luchan por dominar a los hombres, la mayor parte del tiempo hombres y mujeres produciendo ilimitadamente energía en principio sexual pero que se destina a su trabajo, mantenimiento de bienes materiales o simplemente por la "lucha por sobrevivir".
III. Debemos tener en claro un dato, la tierra tiene suficiente para todos, la energía no se diluye en la nada, algo o alguien la gana. Como en la filosofía ZEN, no se debe luchar contra le juego binario, contra esta impecable estrategia de dominación establecida en el juego primario, simplemente debemos apartarnos de la partida, disolver el juego. El movimiento más inocente de nuestra vida es la estrategia inesperada, el luchador que se da vuelta y no regresa a ver el tablero, se sabe SAGRADO, volvió al SER y dejó el edificio de los cajoncitos. De camino a nuestro verdadero hogar, podremos acceder a los misterios del velo de ignorancia que voluntariamente el UNO puso sobre sí para aprender lecciones o para permitirnos a nosotros, pequeñeces del SER atrapados en los juegos, jugar, aprender, derrumbar con un soplido los castillos de naipes en cuyos calabozos hemos dormido por siglos.
HFC

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